martes 16 de abril de 2024 - Edición Nº2337
Dar la palabra » Política » 21 dic 2020

Un clásico del humor político (Por Alejandro Rojo Vivot)

Giovannino Oliviero Giuseppe Guareschi (1908-1968) fue un prolífero periodista, escritor y humorista, de muy activa carrera particularmente focalizando su atención en asuntos políticos de su Italia natal.


Por:
Alejandro Rojo Vivot

“La doble raíz del placer del chiste, que parece provenir del juego con palabras y del juego con ideas, dualidad en que se basa la principal división del chiste verbal e intelectual, hace muy difícil toda generalización”. (2)

 

Sigmund Freud (1859-1939)

 

Giovannino Oliviero Giuseppe Guareschi (1908-1968) fue un prolífero periodista, escritor y humorista, de muy activa carrera particularmente focalizando su atención en asuntos políticos de su Italia natal.

 

 

Es asiduamente leído aún el Siglo XXI por su serie de relatos donde tres son sus principales personajes: “Don Camilo”, párroco, “Don Pepone”, Alcalde comunista y Cristo crucificado, en un paraje rural conformaron “un mundo pequeño”, (3) cuando se debate la nueva Constitución una vez finalizada la II Guerra Mundial y la anterior caída del oprobioso dictador de estrechas relaciones con algunos poderosos de Argentina.

Con ágil humor relata las diversas aventuras reflejando las pujas políticas del país que se desarrollaban con particular fuerza, influenciadas también por el accionar de otros Estados nacionales.

 

 

“Naturalmente, don Camilo, llegado el tiempo de las elecciones, habíase expresado en forma tan explícita con respecto a los representantes locales de las izquierdas que, un atardecer, entre dos luces, mientras volvía a la casa parroquial, un hombrachón embozado habíale (4) llegado por detrás, saliendo del escondite de un cerco y, aprovechando la ocasión que don Camilo estaba embarazado (5) por la bicicleta, de cuyo manubrio pendía un bulto con setenta huevos, habíale dado un robusto garrotazo, desapareciendo enseguida como tragado por la tierra.

Don Camilo no había dicho nada a nadie. Llegado a la rectoral y puesto a salvo los huevos, había ido a la iglesia a aconsejarse con Jesús, como lo hacía siempre en los momentos de duda.

-¿Qué debo hacer? –había preguntado don Camilo.

-Pincélate la espalda con un poco de aceite batido en agua y cállate –había contestado Jesús de lo alto del altar-. Se debe perdonar al que nos ofende. Esta es la regla.

-Bueno –había objetado don Camilo-; pero aquí se trata de palos, no de ofensas.

-¿Y con eso? –le había susurrado Jesús-. ¿Por ventura las ofensas inferidas al cuerpo son más dolorosas que las inferidas al espíritu? (…)

-Con vos no se puede razonar –había concluido don Camilo-. Siempre tenéis razón. Hágase vuestra voluntad. (…)

Don Camilo vio a través de la rejilla la cara de Pepón, el cabecilla de la extrema izquierda. (…)

Que Pepón viniera a confesarse era tal acontecimiento como para dejar con la boca abierta. Don Camilo se alegró. (…)

-Hace dos meses le di a usted un garrotazo. (…)

Además yo no lo apaleé como ministro de Dios, sino como adversario político. (…)

-Jesús –dijo-, perdóname, pero yo lo sacudo. (…)

-No respondió Jesús-. Tus manos están hechas para bendecir, no para golpear.

-Está bien –gimió don Camilo juntando las palmas y mirando a Jesús-. ¡Las manos están hechas para bendecir, pero los pies no!

-También esto es cierto –dijo Jesús de lo alto-. Pero te recomiendo, don Camilo: ¡uno solo!

El puntapié partió como un rayo. Pepón lo aguantó sin parpadear, luego se levantó y suspiró aliviado.

-Hace diez minutos que lo esperaba –dijo. Ahora me siento mejor.

Yo también –exclamó don Camilo, que sentía el corazón despejado y limpio como el cielo sereno.

Jesús nada dijo. Pero se veía que también estaba contento”. (6)

 

A esta obra principal, relatada humorísticamente, posiblemente la hayan leído centenares de miles de docentes, quienes se interesan por las cuestiones públicas, etcétera, como lo han hecho generaciones de jóvenes y adultos, que mantiene vigente su frescura y ácidas críticas a la política, mientras sucede la reconstrucción democrática de una Italia devastada por el autoritarismo y la violencia armada.

Si no la conoce todavía está a tiempo de disfrutarla dejando de lado, por un rato, el teléfono celular.

 

NOTAS Y REFERENCIAS

1) Autor de “La corrupción siempre es perversa. Aportes de la ficción literaria”. Avina. Septiembre de 2008.

http://repositorio.ub.edu.ar/handle/123456789/6127

Libro de 318 páginas, de distribución gratuita.

2) Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1107. Madrid, España. 1973.

3) Subtítulo.

4) Así en el original.

5) Incómodo.

6) Guareschi, Giovanni. Don Camilo. (Un mundo pequeño). Editorial Guillermo Kraft. Segunda edición. Páginas 35, 36, 37 y 38. Buenos Aires, Argentina. Abril de 1952.Un cl

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