miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº2345
Dar la palabra » Política » 16 dic 2020

S - elecciones fraudulentas (Por Guillermo Worman)

Ganar un concurso arreglado es jugar con las cartas marcadas, o vencer en el paño cuando jugas con los dados cargados. Ganar un concurso arreglado es hacerle trampa a tus adversarios, sobre todo cuando el vencedor lo sabe de antemano y el resto de los jugadores y jugadoras salieron a jugar de buena fe.


Por:
Guillermo Worman

Hacerle trampa a la ley es parte del ADN que funciona en un sector defraudador de la sociedad. Viene de aquella frase ¨Se acata pero no se cumple¨. Es la norma de funcionamiento de quienes se pasan la vida haciendo trampa, mientras simulan que cumplen la Ley.

 

Hacer el gol de ¨La mano de D10s¨ es solo una monstruosidad socialmente permitida en un partido épico, y solo lidiado entre argentinos contra los ingleses. Después de tamaña fantasía, se enmienda la cosa armando, nada más y nada menos, que el ¨Gol del Siglo¨. Pero aquel acierto en el arco es una infracción condenable para el resto de los mortales.

 

Ganar un concurso arreglado es jugar con las cartas marcadas, o vencer en el paño cuando jugas con los dados cargados. Ganar un concurso arreglado es hacerle trampa a tus adversarios, sobre todo cuando el vencedor lo sabe de antemano y el resto de los jugadores y jugadoras salieron a jugar de buena fe.

 

Ganar un partido arreglado es contar con la complicidad de los árbitos que dejan pasar las irregularidades, mientras condenan y expulsan a quienes pueden torcer el resultado comprado. 

 

Dijo el Fiscal de Estado, la autoridad que tiene mandato constitucional en el control de legalidad de los actos de gobierno: ¨he participado en todos los concursos llevados durante 27 años, a excepción de los primeros cuatro, y jamás vi algo parecido¨.

 

 

Para próximas ocasioes, habría de implementar un antidopping ético para detectar , así,  a aquellos que ingresan a la cancha sabiendo que van a vencer a costa de tener ventaja sobre sus adversarios que respetaron las reglas.

 

Nuestra forma de vida institucional se basa en el cumplimiento de consensos legales básicos que nos permite vivir en planos de igualdad.

 

Cuando esto no sucede, no impera la Ley, sino impera la trampa. Más grave es la cosa, cuando la trampa la perpetra quien tiene que condenarla.

 

No hay mejor cierre para esta nota que la letra del tango de Cátulo Castillo ¨Trampa¨:

 

Porque tengo, negro, negro, el corazón,

sé que no puedo perder...

  

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias

OPINIÓN