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Dar la palabra » Cultura » 27 ago 2020

El gobernador Sancho Panza (Por A.R.V.)

Nunca se creyó ser el único con la solución para todo ni ser la reencarnación de un constructor exitoso de un remoto país; jamás menospreció a nadie desde su cargo ni tuvo dificultades para explicar su patrimonio personal, tampoco fue un saltimbanqui o funcionario todo terreno con tal de mantenerse, lejos estuvo de perpetuarse en los estrados del poder.


Por:
Alejandro Rojo Vivot

“Las palabras constituyen un material plástico de una gran maleabilidad. Existen algunas que llegan a perder totalmente su primitiva significación cuando se emplean en un determinado contexto. Un chiste de Lichtenberg (1) se basa precisamente en esta circunstancia:

ʻ¿Cómo anda usted?ʼ, preguntó el ciego al paralítico. ʻCómo usted veʼ, respondió el paralítico al ciego”. (2)

 Sigmund Freud (1856-1939)

 

En la creación literaria, un recurso muchas veces altamente eficiente es, presentar, por los menos, a dos personajes contrapuestos a la manera de ambas caras de una misma moneda.

Las parejas desparejas de por sí son risibles, sobre todo cuando actúan a la par.

Es el caso del caballero andante Don Quijote y su fiel como sufriente escudero: Sancho Panza.

Aún en el Siglo XXI hay quienes lo citan, casi como con compulsión, sin ni siquiera haber tenido un ejemplar en sus manos o una versión digital, a veces con párrafos extraídos de la imaginación o improvisación; allá ellos. (3)

 

 

Esta historia sigue batiendo récords de ventas, por ejemplo, la edición de 2005 de Alfaguara (España) fue de 500.000 ejemplares, quedando en segundo lugar luego de la Biblia de ignotos autores.

Sigmund Freud (1856-1939) estudió español para leerlo en su versión original y, por caso, es muy probable que Víctor Marie Hugo (1802-1885) haya aprovechado sus años españoles (1811-1812) para hacerlo.

Y, desde luego, Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo (1899-1986) en su búsqueda incansable por la literatura universal, aun cuando también se ocupó de los malevos y los arrabales de Buenos Aires con genial maestría.

Unas de las páginas más divertidas de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) es cuando relata, con gran sentido del humor, las peripecias del inefable escudero ejerciendo la gobernación de la ínsula Barataria. (4)

Sancho Panza llegó a la función pública pobre y aclamado, retirándose más pobre y vitoreado cuando culminó su tarea gubernamental.

 

 

Ejerció con ecuanimidad y humildad, sin nepotismo y escuchando a la población en general incluyendo a los disidentes.

Nunca se creyó ser el único con la solución para todo ni ser la reencarnación de un constructor exitoso de un remoto país; jamás menospreció a nadie desde su cargo ni tuvo dificultades para explicar su patrimonio personal, tampoco fue un saltimbanqui o funcionario todo terreno con tal de mantenerse, lejos estuvo de perpetuarse en los estrados del poder.

 

 

¿Será por eso que, quizá, pocos políticos lo han leído, aduciendo que no tienen tiempo u otras endebles razones de la sinrazón? Desde luego que hay destacados políticos sin necesidad de haber leído El Quijote.

“-Ahora bien –respondió Sancho-, venga esa ínsula; (5) (6) que yo pugnaré por ser tal gobernador que, a pesar de bellacos, (7) me vaya al cielo; y esto no es codicia que yo tenga de mis casillas ni de levantarme a mayores, sino el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador.

-Si una vez lo probaís, Sancho –dijo el duque-, (8) comeremos heis (9) las manos tras el gobierno, por ser dulcísima cosa el mandar y ser obedecido. (…)

-Señor –replicó Sancho-, yo imagino que es bueno mandar, aunque sea un hato de ganado. (…)

-Vístame –dijo Sancho- como quisieren; que de cualquier manera que vaya vestido seré Sancho Panza. (…)

-(Al Quijote) Si se imagina que por ser gobernador me ha de llevar el diablo, más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno. (…)

-Por Dios, Sancho –dijo don Quijote-, que por solas estas últimas razones que has dicho, juzgo que mereces ser gobernador de mil ínsulas: buen natural tienes, sin el cual no hay ciencia que valga; encomiéndate a Dios, y procura no errar en la primera intención; quiero decir que siempre tengas intento y firme propósito de acertar en cuantos negocios te ocurrieren, porque siempre favorece el cielo los buenos deseos”. (10) (11)

 

NOTAS Y REFERENCIAS

(1) Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799); filósofo, escritor y humorista alemán; Freud los cita asiduamente.

(2) Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1045. Madrid, Espala. 1973.

(3) A veces, muy orondos hay quienes para demostrar vaya a saber que, le atribuyen al Quijote: Ladran Sancho, señal que cabalgamos, aunque no sea verdad pero les parece apropiado que lo sea.

Algunos estudiosos han encontrado que fue el célebre poeta, novelista y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe (1740-1832), quien en 1808 presentó su poema Kläffer (Ladran):

“En busca de fortuna y de placeres / Más siempre atrás nos ladran, / Ladran con fuerza… / Quisieran los perros del potrero Por siempre acompañarnos / Pero sus estridentes ladridos / Sólo son señal de que cabalgamos”.

Cabe recordar que el pacifista, diplomático y eximio poeta modernista nicaragüense, el príncipe de las letras castellanas, Félix Rubén García Sarmiento (Rubén Darío) (1867-1916) le agregó a la antedicha expresión el nombre del célebre escudero: Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos; es decir si nos atacan es porque estamos haciéndonos notar y podemos ser un peligro a los que se sentían muy seguros.

Recordemos que El príncipe de los ingenios empleaba asiduamente refranes, dichos, sentencias, etcétera, como elemento humorístico referidos a la literatura: “Cuando a Roma fueres, haz como vieres”, “No ocupa más pies de tierra el cuerpo del Papa que el del sacristán”, etcétera.

Hoy en día los ladridos podrían ser un carpetazo, noticias falsas, denuncias mediáticas sin trámite judicial, afirmaciones focalizadas en el buen nombre, etcétera.

Los ejemplos son muchos como, por ejemplo, cuando en el acto formal de presentación del Plan Nacional de Lecturas, el 30 de diciembre de 2019, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, en tono doctoral, elogió las novelas de Jorge Luis Borges aunque nunca haya escrito ninguna.

El dos veces presidente Carlos Saúl Menem (1930) afirmó que leía frecuentemente libros del griego Sócrates (470 a.C.-a.C. 399) cuando jamás escribió ya que basaba su prédica en únicamente expresiones orales que, con frecuencia, su discípulo Platón (427 a.C.-347 a.C.) registraba.

(4) Cervantes Saavedra, Miguel de. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. EUDEBA. Tomo II. Página 734. Buenos Aires, Argentina. Julio de 1969.

(5) Isla. Cualquier parecido con otra circunstancia es, quizá, la comprobación de que la historia se repite pues rara vez aprende de sí misma.

(6) La ortografía y los términos son originales.

(7) Pícaro sagaz.

(8) Máxima autoridad de un ducado; título nobiliario otorgado por una gracia real a quienes realizaron acciones relevantes, nobles que no están directamente en la línea sucesoria de mayorazgos, etcétera.

(9) Salchichas (salsus) u otros embutidos rellenos de alguna pasta como las morcillas. Los babilónicos unos 3.500 años antes de la era cristiana ya las habían incorporado a las opciones para su alimentación.

(10) Cervantes Saavedra, Miguel de. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. EUDEBA. Tomo II. Páginas 714, 716 y 724. Buenos Aires, Argentina. Julio de 1969.

(11) Gobernó sin asesores muy bien rentados con dineros públicos ni designó empleados de confianza y otros sin funciones ni obligaciones algunas. No se retiró con una jubilación de privilegio ni renunció unos días antes de finalizar su gestión para asumir otro cargo.

(*) Alejandro Rojo Vivot

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