viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº2347
Dar la palabra » Política » 4 abr 2020

La pandemia de coronavirus

Estar a la altura de la crisis (Por Rubén Rafael)

Todos tenemos responsabilidad sobre lo que nos sucederá, pero no todos tendremos la misma. Cada uno debería interpelarse acerca de su actitud ante la necesidad del otro. Asumir en forma activa el rol de ciudadano. Dejar de pensar que las cosas y los problemas comunes no son asunto suyo y los tiene que solucionar un tercero.


En momentos de incertidumbre la pregunta es: ¿cómo seguir?

Y la respuesta que surge es que dependerá de nosotros.

Todos tenemos responsabilidad sobre lo que nos sucederá, pero no todos tendremos la misma.

Cada uno debería interpelarse acerca de su  actitud ante la necesidad del otro.  Asumir en forma activa el rol de ciudadano. Dejar de pensar que las cosas y los problemas comunes no son asunto suyo y los tiene que solucionar un tercero. Entender que formar parte de una comunidad no es solo disfrutar de las comodidades que otorga vivir el confort de una sociedad moderna, sino también hacerse cargo  del trabajo en pos del bien común desde el lugar que le toque y  con los talentos y debilidades con los que cuente.

Estamos atravesando situaciones extraordinarias que están demandando medidas extraordinarias.

Hoy podemos estar orgullosos de los tantos coprovincianos que hacen lo que  hay que hacer para garantizar los servicios esenciales para el funcionamiento social. Son muchos más de los que se ven y no necesariamente lo hacen desde la primer línea para el aplauso: son los que garantizan que nuestros hogares reciban luz y agua, son los que garantizan nuestra seguridad o nos cuidan ante la posibilidad de incendios o catástrofes, son los que recogen nuestros residuos y los que nos atienden para obtener nuestros alimentos, son los que nos transportan y también los que nos informan. Ellos en estos momentos  tienen miedo como cualquiera, pero igual ponen todo de si por una sociedad mejor.

Los que tienen mayor responsabilidad, ¿no deberían tomar actitudes extraordinarias  dejando las diferencias de lado, sumándose en una cruzada común?

¿No deberíamos imponernos una épica que potencie nuestras virtudes y minimice nuestras incapacidades?

¿No será tiempo de madurar como sociedad y aprender a  diferenciar  lo importante de lo que no lo es?

¿No será tiempo de madurar, dejar los egos de lado y poner proa a  un venturoso futuro común?

Y lo último. ¿Estaremos a la altura?

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