Hay tres puntos claves para lograr el ordenamiento vehicular en la ciudad y la optimización de los carriles ante el gran caudal de vehículos que circulan a diario por el ejido urbano.
Que el tránsito vehicular en la ciudad sea un caos no es fruto de la casualidad. El impactante crecimiento demográfico sin planificación tiene repercusiones en todos los aspectos y el tránsito no está ajeno a esta situación.
El embotellamiento en calles y arterias principales no es solamente responsabilidad de que salgamos todos a la vez en nuestros vehículos. También es consecuencia de la falta de atención a esta problemática que cada vez se agrava más.
Sin un conocimiento acabado de la situación vehicular, todas las soluciones se convierten en parches temporales que complejizan cada vez más el tránsito en las calles.
Desde siempre nos dimos cuenta de que era un problema que requería un plan de acción, un análisis y, en consecuencia, una serie de medidas que trajeran un ordenamiento progresivo.
No tenemos que pensar más en soluciones parche, momentáneas, no pensadas. Requerimos de un estudio director para analizar los sentidos de circulación de las calles y ver cuál es más correcto. Qué cambios son necesarios en el global del tránsito, y no hacer cambios de circulación en forma independiente.
Hablamos también de la necesidad de la radarización para que cada arteria cumpla con su función. También de la eliminación de lomos de burro y de la necesidad de coordinar los semáforos de manera eficiente para que las vías rápidas sean utilizadas como tales, y el tránsito pueda fluir sin torpes intentos de solución.
Retirar los lomos de burro en forma gradual es la única forma de alivianar el caudal de vehículos. En especial en las calles donde se sufren actualmente importantes congestionamientos.
Existe hoy una falta señalización muy importante: hay semáforos obsoletos, semáforos que están donde no deberían, sendas peatonales mal ubicadas. Pero son todos análisis que no se pueden hacer por encima. La toma de decisiones en materia de tránsito vehicular requiere de un estudio total del tránsito de la ciudad y los sentidos de circulación. Generar carriles rápidos de circulación, ir retirando los lomos de burro, pero con sistema de radarización que garantice el tránsito respetando velocidades máximas y mínimas.
Requerimos una educación vehicular integradora, que comprometa no solo a quienes manejan, sino a todo el que transita las calles de Ushuaia. Autos sí, pero peatones, ciclistas, motos y camiones de carga también. Que cada uno entienda el rol que ocupa en la calle, conozca las reglas y las respete.
De la misma forma en que ponemos en condiciones las calles y dotamos a los conductores de herramientas para transitar con más seguridad y mejor, los peatones, ciclistas y motociclistas no deben quedar afuera de este análisis.
Es hora de aceptar que Ushuaia creció y va a seguir creciendo. Que necesitamos pensar una ciudad a futuro, con un tránsito adecuado que mejore nuestra calidad de vida. La ciudad amerita tener una avenida de circunvalación. Tiene que ser diseñada por expertos para pensar en la ciudad de acá a 20 años, distinto a lo que pasó 20 años atrás, donde no se pensó que este podía ser el presente de la ciudad.
(*) Concejal de Ushuaia por el PRO.