Hace algún tiempo que con ganas de continuar explorando temas que vinculan al género con las problemáticas sociales, pensé oportuno conmemorar el 8 de marzo, fecha que conocemos como el Día Internacional de la Mujer, rastreando algo de sus orígenes. 

Sin embargo a poco de investigar, el tema de la fecha comenzó a volverse un tanto confusa, dando lugar a una serie de sucesos que vale la pena repasar. 

Los antecedentes del Día Internacional de la Mujer se remontan al año 1908, cuando las organizaciones de mujeres socialistas norteamericanas con el objetivo de presionar para lograr el sufragio femenino, acordaron celebrarlo el último día de febrero con movilizaciones en todas las ciudades del país. En la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas celebrada en la ciudad de Copenhague 17 meses después de las marchas, las representantes norteamericanas propusieron el establecimiento de una fecha para la celebración. Pero fueron finalmente las representantes del Partido Socialista Alemán – Clara Zetkin y Kathy Duncker-  las que sentaron las bases del acuerdo que se formuló en los siguientes términos: “En unión organizaciones de clase, partidos políticos y sindicatos proletarios en cada país, las mujeres socialistas del mundo celebrarán cada año un Día de la Mujer. Su objetivo principal será obtener el derecho al voto de la mujer. Esta demanda debe ser levantada dentro del contexto global de los asuntos a las mujeres de acuerdo a los principios socialistas. El Día de la Mujer debe tener un carácter internacional y debe ser preparado cuidadosamente”. Así, el primer Día Internacional de la Mujer se celebró en 1911, aunque en diferentes fechas en cada país. 

En 1914 se conmemoró el 8 de marzo en Alemania, Suecia y Rusia. Sin embargo, - y aquí la novedad para mí-  la fecha del 8 de marzo se hizo oficial tras el amotinamiento de las mujeres rusas ante la falta de alimentos en el comienzo del proceso revolucionario del  año 1917. 

Pero es recién en el ámbito de las Naciones Unidas, que en ocasión de celebrarse el Año Internacional de la Mujer (1975) se declaró oficialmente el 8 de marzo como el día elegido, aunque, destacan algunas historiadoras (Alvarez González, 1999) que, con una versión intencionalmente silenciada de los hechos vividos en Rusia. 

También hemos escuchado que el 8 de marzo se vincula con la tragedia en el año 1911 ocurrida en la fábrica Triangle Shirtwaist Co. en Nueva York, donde 129 trabajadoras costureras murieron como consecuencia de un incendio en su interior encontrándose encerradas. El encierro de trabajadores en las fábricas era una práctica habitual para evitar los hurtos de mercadería. 

Otra versión relacionada a la fecha, explica que esta se eligió en homenaje a la gran marcha de trabajadoras textiles inglesas durante el año 1857.  Ahora bien, resulta que el incendio en la fábrica ocurrió el 25 de marzo, y la multitudinaria manifestación se celebró un 27 de septiembre. 

En fin, todo parece indicar que la historia de las mujeres alrededor del mundo se encuentra plagada de luchas, hitos y conquistas, y que tiene versiones sumamente interesantes y valiosas que aguardan ser rescatadas y relatadas. 

Por lo pronto conmemorar el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo o cualquier otro día implica, para mí, recordar que todos somos parte del contexto que nos abarca, y que ninguna persona debe estar al servicio de otra o bajo la opresión de otras. El respeto y el reconocimiento de esas “otras”, tan próximas, y con preocupaciones tan similares, es un buen homenaje. Feliz trayectoria a todas las mujeres.  

(*) Abogada. Magister Interdisciplinaria en Familia. Diplomada en Género y Políticas Públicas.