Dar la palabra » Sociedad » 16 jul 2024
Historias y personajes
Puerto Tonel: Desventuras del francés que fabricaba barriles de vino en Ushuaia (Por Carlos Zampatti)
A principios de los años 1900 hubo una crisis importante en Europa en la producción de vino que impidió la producción y exportación de los tradicionales toneles de roble francés. Necesitado de ese insumo, Georges Gagey se enteró que en Chile fabricaban toneles utilizando maderas de unos árboles del sur, una variedad del nothofagus, denominado falso cohiue o guindo. En su investigación averiguó que en los bosques del sur de Tierra del Fuego abundaba ese árbol además de la lenga.
El descubrimiento sucedió a mediados la década de 1980 en Tandil, provincia de Buenos Aires, cuando Gastón Gagey estaba limpiando una casa que era producto de una herencia familiar de varias generaciones. Entre la pila de basura y papeles amarillentos, semidestruidos por el paso de muchas décadas, descubrió antiguos documentos que le llamaron la atención. El primero: un poder general otorgado por su bisabuelo, en nombre de una Compañía General de Tierra del Fuego a una escribanía Billinghurst de la ciudad de Buenos Aires. A partir de ese documento y otros que fue encontrando comenzó a armar con dificultad el rompecabezas de la historia familiar. Descubrió que su bisabuelo había encarado un emprendimiento frente al canal Onachaga setenta y cinco años antes: la fabricación de toneles para el transporte y el añejamiento de vinos.
La historia comenzó cuando Georges Ernest Gagey, con tan sólo 22 años, había viajado en 1880 a la Argentina para hacer lo único que sabía hacer y que había aprendido de sus ancestros franceses: vino. Se estableció en San Rafael, Mendoza. Comenzó trabajando en una viña hasta que algunos años después logró ser él mismo propietario de una finca. Supo pilotear su empresa con éxito. A principios de los años 1900 hubo una crisis importante en Europa en la producción de vino que impidió la producción y exportación de los tradicionales toneles de roble francés. Necesitado de ese insumo, Georges Gagey se enteró que en Chile fabricaban toneles utilizando maderas de unos árboles del sur, una variedad del nothofagus, denominado falso cohiue o guindo. En su investigación averiguó que en los bosques del sur de Tierra del Fuego abundaba ese árbol además de la lenga. Éste último era más abundante y tenía las mismas aptitudes que el guindo para la construcción de toneles. Como no era hombre improvisado, consiguió los permisos del gobierno nacional para explotar un área de 10.000 hectáreas de bosque. Logró, además, un arrendamiento de 15.000 hectáreas en la isla Navarino otorgado por el gobierno chileno.
En 1905 el aserradero ya estaba en funcionamiento a unos 10 km al este del pequeño poblado de Ushuaia, en un lugar que denominó Puerto Tonel. El nombre comercial de la empresa era Compañía Forestal de Tierra del Fuego.
Durante cuatro años funcionó todo lo bien que podía funcionar un emprendimiento prácticamente aislado del mundo. Produjo toneles para envasar vinos, además de tablas y tirantería para la construcción y para muebles. Todo se acopiaba en puerto Tonel, se embarcaba con destino a Buenos Aires y desde allí, sobre todo los barriles, a Mendoza en su finca de San Rafael.
En febrero de 1909 había logrado un gran acopio de maderas y barriles, que le había demandado más de un año, y era la inversión más importante de cuantas había hecho la Compañía. Lo embarcó en el «Presidente Roca», un barco de carga y pasajeros que hacía un servicio regular de cabotaje por las costas patagónicas argentinas, incluyendo Punta Arenas. Las bodegas estaban colmadas con mercadería de la Compañía Forestal, además de la lana embarcada en el puerto chileno. Entre sus 300 pasajeros había algunos expresidiarios que volvían a Buenos Aires luego de cumplir su condena en el presidio de Ushuaia.
Luego de hacer escala en Río Gallegos, Puerto de Santa Cruz, Comodoro Rivadavia, Camarones y Puerto Madryn, el 18 de febrero a las 6 de la mañana, frente a la península Valdés, sucedió la tragedia: el tropiezo de un pasajero hizo que un calentador de querosene derramara combustible ardiente sobre el piso de madera desatándose el infierno. Hubo muchas víctimas ahogadas, aplastadas por los botes que se echaban al agua sin orden ni tino o atrapadas por las hélices del barco que no dejaron de funcionar en su desesperado intento de ganar la costa. El capitán, un alemán de apellido Weiss, trataba inútilmente de impartir órdenes con un cigarro en la boca y una pistola en la mano.
Finalmente, el barco varó en la playa. Eso permitió que los sobrevivientes que aún se encontraban a bordo pudieran echar pie en tierra. No menos de 40 personas murieron en el siniestro.
La carga de lana, maderas aserradas, rollizos y toneles se perdió totalmente. Esta debacle fue el fin de la Compañía Forestal de Tierra del Fuego. Al poco tiempo el aserradero dejó de funcionar. Gastón Gagey, el bisnieto del emprendedor francés, no encontró ninguna otra documentación que le permitiera saber qué fue del emprendimiento de Puerto Tonel. Sabemos por otras fuentes históricas que Fortunato Beban adquirió los derechos de explotación de las 10.000 hectáreas en 1917 y un par de décadas después lo hizo Saturnino Pastoriza.
Con el tiempo y el uso el nombre fue transformándose y de a poco, a través de los años, el nombre de Puerto Tonel se convirtió en Estancia Túnel.
Pero esta historia no termina aquí.
Ante el descubrimiento de esa documentación que acreditaba la historia familiar, comenzó a gestarse un proyecto: reunir a todos los bisnietos del emprendedor Georges Ernest Gagey que vivían en la Argentina para rendir homenaje a su bisabuelo en el mismo lugar del emprendimiento: Puerto Tonel.
No fue tarea fácil. Cuarenta años tardaron en concretar ese proyecto, y en febrero de 2023, 27 primos de apellido Gagey, muchos de ellos de entre 60 y 70 años de edad, viajaron desde distintos puntos del país hasta Ushuaia. Venían desde Traslasierra, Córdoba, Tandil, Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Río Negro entre otros sitios. Veintitrés de ellos fueron caminando desde la baliza Escarpados hasta Túnel. Cuatro de ellos, por impedimentos físicos, lo hicieron embarcados en un catamarán.
Allí se reencontraron con un pedazo de historia familiar y dejaron una placa en una de las construcciones con la siguiente inscripción: “Aquí funcionó la Compañía Forestal de Tierra del Fuego. En recuerdo a su fundador francés Georges Ernest Gagey. Sus bisnietos”.