domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº2349
Dar la palabra » Política » 29 may 2019

Educación y desarraigo

Te voy a extrañar, Ushuaia (Por Guillermo Sebastián Penza)

La imposibilidad de dictar una carrera de abogacía en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego deambula entre la indiferencia de los que dicen estar de acuerdo y la mezquindad de los que hace apenas un puñado de años llegaron a la institución.


Me llamó con voz temblorosa y murmuró lo que temía escuchar desde el día en que se fue: “tranquilo viejo, yo estoy bien, no te preocupes, pero ayer me asaltaron…”.

Estaba preparado, la madre por supuesto que no.

Lautaro  estudia abogacía en Buenos Aires, lejos del lugar en que se crió. Lejos  de Twytee, de Patas para Arriba, de sus  recuerdos, amigos y afectos. De todo lo que para él tiene sentido.

Claro, 18 años vivió en Ushuaia y si alguien se acerca en la calle es porque necesita. No es  ingenuo, así caminan los jóvenes fueguinos por nuestra ciudad.

La imposibilidad de dictar una carrera de abogacía en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, en la que estudió mi hija mayor y en la que hubiese estudiado Lautaro, deambula entre la indiferencia de los que dicen estar de acuerdo y la mezquindad de los que hace apenas un puñado de años llegaron a la Universidad y que no saben que era MacoBurguer, pero dirigen institutos sin alumnos y deciden sobre lo que es mejor para los intereses de los jóvenes fueguinos.

Soslayan con arrogancia y ropaje  de científicos  la importancia del estudio superior como política de arraigo. El progresismo que pregonan es el del reparto de becas o de ascensos entre su círculo. Son invisibles para ellos los cientos de alumnos que estudian a distancia en costosas universidades, las familias de aquellos que se desarraigan, la población que demanda la producción de doctrina local, herramienta indispensable para dirimir los conflictos, los casi mil abogados matriculados o los cuatro mil inscriptos para ingresar al Poder Judicial.

Es posible que Lautaro  termine radicado en Buenos Aires, como muchos de nuestros hijos que encuentran su vida donde estudian sus carreras, y la fuerza de la sangre, más temprano que tarde, me termine arrancando de esta tierra que amo profundamente.

 

(*) Juez Laboral de Ushuaia.

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