Dar la palabra » Urbanismo » 17 may 2018
Debate sobre el tránsito en Ushuaia
El caos del tránsito, reflejo del cambio cultural que necesitamos los habitantes de Ushuaia (Por Gastón Ayala)
Históricamente, el crecimiento de las ciudades en términos de población también significa el crecimiento de aquellos elementos ‘de confort’, que en nuestra ciudad, a diferencia de otras, constituyen una necesidad para la vida cotidiana: los vehículos. Lo que falta, en nuestro caso, es una serie de medidas de planificación y previsión, para que ese crecimiento se produzca en forma ordenada.
La seguridad vial, entendida como el conjunto de acciones y medidas para garantizar la convivencia armoniosa entre peatones y conductores de vehículos, es una problemática que nos ocupa a diario, en cada punto de nuestra ciudad. Todos lo advertimos: caos de tránsito, falta de señalización, intolerancia, falta de información, se repiten en cada esquina, y se profundizan en el centro de la ciudad, paso obligado para todos los que vivimos en Ushuaia, Norte, Sur, Este y Oeste.
Históricamente, el crecimiento de las ciudades en términos de población también significa el crecimiento de aquellos elementos ‘de confort’, que en nuestra ciudad, a diferencia de otras, constituyen una necesidad para la vida cotidiana: los vehículos. Lo que falta, en nuestro caso, es una serie de medidas de planificación y previsión, para que ese crecimiento se produzca en forma ordenada.
Los verdaderos cambios se logran con planificación y proyección a futuro. Políticas públicas que trasciendan las gestiones, ideas, hechos y medidas con impacto a largo plazo. El control y la educación son claves: las normas que existen en materia de tránsito – cientos de ordenanzas, que se suman a las disposiciones de la Ley Nacional 24449, y otras que se sumarán a futuro-, no tienen razón de ser, si conductores y peatones las desconocen.
En ese punto voy a detenerme. Todos sabemos que la construcción de ciudadanía refiere en primer lugar, al cumplimiento de las reglas que nos identifican como sociedad. En el caso del tránsito, es dable destacar que la ‘problemática’ del desorden no puede circunscribirse únicamente a los conductores. Aunque en menor medida, los peatones también forman parte de la circulación; unos como otros, tienen distintas obligaciones y responsabilidades que cumplir para contribuir a la seguridad vial.
Ushuaia crece y así lo hace el parque automotor, las demandas y necesidades de los vecinos, en un esquema donde la expansión territorial y la incorporación de nuevas arterias no es una posibilidad. El control será fundamental para acompañar la educación vial, únicas e invaluables herramientas que los vecinos exigen hace años.
Para el control del cumplimiento de las normas vigentes en materia de tránsito, nuestra ciudad cuenta con el área municipal, que claramente no podrá abordar la problemática en su totalidad. Será momento de analizar el trabajo articulado entre distintos organismos del Estado, utilizando la figura de convenio y la cooperación mutua, entendiendo que esta problemática afecta a todos los ushuaienses. Personal capacitado, inversión en equipamiento y mayor presencia en las calles, deben ser las premisas para acompañar el cambio cultural que veremos en el largo plazo.
La educación vial debe transformarse entonces, en el principal eje de intervención para la incorporación de valores que luego se trasladan a las situaciones cotidianas entre peatones y conductores. La escuela como espacio de pertenencia, donde deberá hacerse presente la información – en forma adecuada de acuerdo a las edades y niveles de aprendizaje-, tendrá que sumar la capacitación permanente de niños, adolescentes y jóvenes en materia de tránsito; ya que ellos hoy peatones, en el futuro serán conductores y tendrán la responsabilidad de concretar el cambio cultural al que apostamos.
El abordaje integral de la problemática del tránsito en nuestra ciudad nos reclama una nueva concepción de trabajo articulado que, como dije anteriormente, sólo verá resultados en tanto se apunte a un verdadero cambio cultural, donde abandonemos el ‘sentido común’ que muchas veces continúa marcando nuestras acciones como conductores y peatones –aquel que se hacía presente en los cimientos de nuestra comunidad-, y adoptemos efectivamente el compromiso de cumplir las normas vigentes, con peso de ley, que rigen para todos nosotros en cada rincón de la ciudad.
(*) Concejal de Ushuaia por el Movimiento Popular Fueguino.