viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº2340
Dar la palabra » Sociedad » 7 may 2021

Historias y reflexiones

PODCAST. NOSOTROS los Fueguinos II. Capítulo 14. El juicio de las cartas al Gobernador (Por Gabriel Ramonet)

El caso generó un gran debate sobre los límites de la libertad de expresión en la provincia. ¿Hasta qué punto alguien se podía y se puede dirigir a una autoridad pública de alta jerarquía? ¿Puede usar el humor y el sarcasmo para hacerlo?


 

 

En mayo del año 2000, un director de la caja jubilatoria, Daniel Masnú, le envió una nota al gobernador de la provincia, Carlos Manfredotti, solicitándole autorización para asistir a una reunión del Consejo Federal de Previsión Social en Buenos Aires. El permiso era una imposición que el mismo gobierno había establecido.

Al año siguiente, Manfredotti le inició una querella penal por presuntas injurias a Masnú. El motivo fue el contenido de aquella nota, y en rigor de otra nota más enviada 20 días más tarde.

En ambos escritos, el entonces dirigente sindical utilizaba frases irónicas para referirse tanto al gobernador como a su gestión. Es por eso que aquel pleito, de gran relevancia pública, fue bautizado como el “juicio a la ironía”.

El caso tuvo, por una parte, un aspecto tragicómico, ya que la forma de escribir de Masnú y sus alusiones a la administración manfredottista llamaban a la risa. Pero también generó un gran debate sobre los límites de la libertad de expresión en la provincia. ¿Hasta qué punto alguien se podía y se puede dirigir a una autoridad pública de alta jerarquía? ¿Puede usar el humor y el sarcasmo para hacerlo?

En otro orden, la causa formaba parte de una suerte de persecución a las pocas voces opositoras que se alzaban contra las políticas de ajuste y contra la corrupción de Manfredotti. De hecho, además de Masnú, fueron querellados otros dos dirigentes estatales, Jorge Portel y Vicente Sinchicay.

Pero volvamos al juicio de la ironía. El entonces director de la caja jubilatoria mencionaba o aludía en la nota a algunos episodios escandalosos de la época. Por ejemplo, había estallado el affaire de las legisladoras descubiertas en Cuba cuando habían anunciado un viaje a la Feria del Libro, estaba vacante el Ministerio de Educación, el propio Manfredotti había emprendido una gira por China en búsqueda de inversores y ya se había implementado el régimen de jubilación anticipada y obligatoria que descabezó el Poder Judicial fueguino.

Después de todos los vaivenes procesales, citación de testigos y producción de pruebas, finalmente hubo un juicio oral y público y un veredicto, dictado el 30 de agosto de 2003.

Ese día fue una jornada tensa y cargada de expectativa. Cuarenta personas entre allegados a las partes, periodistas y funcionarios judiciales presenciaron la lectura del fallo que comenzó a las 21.55 y se extendió durante una hora y media. Mientras tanto, en el exterior del edificio de Tribunales de Monte Gallinero, un severo operativo policial dividió en dos bandos separados por cien metros de distancia, a los seguidores de Masnú, en su mayoría sindicalistas y afiliados a gremios estatales, y a los allegados a Manfredotti, casi todos militantes de unidades básicas.

A las 23.35, el gobernador y su abogado Mariano Soler abandonaron el edificio a paso rápido, sin hacer declaraciones, mientras en el otro extremo del edificio, Masnú fue recibido con una ovación y cánticos alusivos al resultado del pleito judicial.

Es que el entonces juez Correccional de Ushuaia, Enrique Calot, había absuelto al dirigente gremial de los delitos de “injurias reiteradas, dos hechos” y había rechazado la demanda civil por daño moral mediante la cual el gobernador solicitaba un resarcimiento económico de cinco mil pesos dólares de la época.

Más allá de los aspectos circunstanciales, el pronunciamiento de Calot fue interpretado como un profundo alegato en favor de la libertad de expresión.

El juez afirmó en la sentencia que “condenar penal o civilmente por las expresiones vertidas en las notas que han generado estos actuados constituiría un severo menoscabo de la libertad de expresión y consecuentemente un grave atentado al estado de derecho”.

En sus aspectos medulares, el fallo determinó que Masnú se dirigió al Gobernador con el objetivo “de lograr un cambio en la política de su gestión”. Y que si bien utilizó frases irónicas “se puede decir que las expresiones son de índole satírica en el sentido de que están dirigidas a censurar con acritud o mordacidad, tal vez con ironía, pero no encuentro que todo el texto de ambas notas constituyen una injuria a la persona del Sr. Gobernador”, aseveró Calot.

También fijó una postura de enorme peso jurisprudencial al circunscribir el delito de injuria “a las ofensas o insultos con epítetos denigrantes”, dejando fuera de esta figura a la crítica en cualquiera de sus expresiones.

Calot evaluó, incluso, la personalidad del ex director del Instituto de Previsión Social, al señalar que “los escritos efectuados responden a como Masnú es, responden a su personalidad, a su forma de ser, a sus convicciones, y no me cabe ninguna duda que independientemente de la persona que hubiera ocupado el cargo de gobernador, en este caso el Sr. Manfredotti, si Masnú lo hubiera considerado pertinente se habría expresado con los mismos términos”.

Ustedes tal vez ya se habrán dado cuenta, pero quería cerrar esta historia reproduciendo las dos cartas enviadas por Masnú a Manfredotti, y que dieron origen a toda esta historia.

La primera está fechada el 5 de mayo de 2000. Y dice así:

“Señor Gobernador Manfredotti:

Por la presente tengo la honorabilísima y a su vez obligatoria dicha anticipada (con el perdón de la palabra) de dirigirme al excelentísimo  Gobernador, Benefactor de la Provincia de Tierra del Fuego, Reconstructor de la Independencia Económica (Dec.1947/99 mediante) y Detentor del sitial de Máximo Poder, para que tenga a bien proceder (según lo establece el Dec.720/2000 firmado por el excelso Vicegobernador Gallo) a brindar su anticipada (perdón nuevamente) aprobación para que este Director del IPPS pueda trasladarse anticipadamente a la próxima Asamblea General Ordinaria del CO.FE.PRE.S,  a realizarse en la ciudad de Buenos Aires los días 18 y 19 de mayo del corriente año.

Es mi anticipado deber indicarle que no es mi intención visitar las preciadas playas caribeñas (aunque este verano algunos periodistas, hoy funcionarios de magnánimo gobierno, me hacían en Cancún). Tampoco creo conveniente llegar hasta el Cairo, Capital de Egipto, aunque sería interesante dar una vueltita a las pirámides en un camello dos jorobas (a pesar que acá también estamos bastantes jorobados). Menos aún es mi anticipada intención caminar por la cornisa de la Gran Muralla China. Demasiadas cornisas debo transitar todos los días por Ushuaia.

Desde ya le doy mis anticipadas complacencias a su distinguida deferencia por su aprobación anticipada (según reza el Art. 3 del mencionado decreto) y por escuchar mi recatada y por supuesto anticipada petición a la insigne autoridad que rige nuestros destinos

Afablemente

Daniel Omar Masnú

Director por Activos”.

La segunda nota, del 26 de mayo de 2000, sostenía lo siguiente.

“Señor Gobernador Manfredotti:

El día 5 de mayo pasado, tuve el honor de enviarle una solicitud (cuya fotocopia es adjuntada a la presente) para contar con su insigne y anticipada aprobación (como lo indica el art. 1º del Dec. 720/2000 que adjunto) para trasladarme a la Asamblea General Ordinaria del CO.FE.PRE.S. a realizarse en la Ciudad de Buenos Aires los días 18 y 19 de mayo del corriente año.

No he tenido contestación al respecto.

Creo que es por sus múltiples ocupaciones; entre otras la de buscar Ministro de Educación y ¿Cultura?; retar a quienes van a trabajar a la Ciudad de Cuba; pintar nuestra aldea a los inversores quebequenses; seguir buscando alguien que agarre el Ministerio de Educación; propiciar el rápido ordenamiento de nuestra obra social (ISST) con elecciones para dentro de ¡¡diez!! meses (marzo del 2001); firmar convenios con el Poder Ejecutivo Nacional para continuar con el ajuste (única palabra que parecen conocer los detentores del poder, tanto provincial como nacional); cerrar los periféricos y seguir achicando los Hospitales Públicos de la provincia y continuar con la búsqueda de algún despistado (o claudicante) que tome las riendas del Ministerio de Educación. Todas ocupaciones muy atendibles para su política de gobierno.

Mi solicitud tiende a que pueda obtener información sobre las políticas previsionales de las Cajas que todavía no han sido transferidas ni absorbidas por “IPAUSSES” que tenderían a transformar la Seguridad Social en una bolsa de clientelismo oficializado. También deseo informar a los participantes sobre el original quehacer del Gobierno provincial, que provoca en los hechos el desplazamiento de la totalidad de los miembros del Superior Tribunal de Justicia, del Fiscal ante dicho órgano, la mayoría de los jueces de la Cámara de Apelaciones de la provincia y de un número considerable de magistrados y funcionarios de otras instancias, según lo indicó a través de una solicitada pública la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la provincia de Tierra del Fuego, en su análisis de lo que consideró son jubilaciones de privilegio.

Pero no se preocupe, todavía tiene tiempo para meditar y aprobar mi traslado a la ciudad de Buenos Aires, pues la mencionada Asamblea del CO.FE.PRE.S. (según fotocopia adjunta) ha sido pospuesta para los días 8 y 9 de junio del 2000.

Como siempre le agradezco su real atención y espero ansiosamente su anticipada aprobación a mi sumiso pedido.

Acogedoramente.

Daniel Omar Masnú

Director por Activos”

 

 

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