miércoles 18 de diciembre de 2024 - Edición Nº2583
Dar la palabra » Política » 12 may 2020

Un extraño incidente vial

El chofer de la Justicia (Por Gabriel Ramonet)

Si en lugar del chofer del presidente del Superior Tribunal de Justicia, el protagonista de este hecho hubiera sido el empleado del almacenero del barrio: ¿Lo habrían detenido al menos hasta el día siguiente? ¿Le habrían hecho un test de alcoholemia y lo habrían llevado al hospital? ¿Habrían secuestrado el vehículo para someterlo a una pericia?


Una buena forma para pensar si alguien ha tenido un trato privilegiado por parte de una autoridad, consiste en plantear los mismos hechos pero con otro protagonista.

Para hacer ese ejercicio, vamos a reconstruir una historia basándonos en evidencia concreta, aunque sin mencionar por el momento a quien involucra.

Tenemos –entonces- a un joven de 28 años que el sábado 9 de mayo de 2020 a las 4 de la madrugada es interceptado por un control policial en la calle Damiana Fique al 700, mientras maneja un auto.

Según nos relata el jefe de la comisaría Segunda de Ushuaia, comisario Enzo Hoyos, el personal policial está en ese momento realizando el secuestro de otro vehículo cuyo conductor se encuentra en estado de ebriedad.

El auto manejado por el joven de 28 años  se desplaza “a gran velocidad”, al tomar la calle Damiana Fique se “topa” con el operativo, y finalmente detiene su marcha detrás del rodado que estaba siendo secuestrado.

“Al requerírsele la documentación del coche, el conductor manifestó no tenerla. Se le pidió entonces que apagara el motor, pero el hombre arrancó de improviso y rozó con uno de los laterales del auto a uno de los efectivos, antes de escapar del lugar”, nos cuenta Hoyos.

Los policías dan aviso por radio a los demás patrulleros que recorren la ciudad, hasta que uno de ellos encuentra el auto en la puerta del domicilio de quien resulta ser el empleador del joven y además dueño del vehículo.

El titular de la Comisaría Segunda nos agrega que el conductor  no evidenciaba signos de encontrarse alcoholizado (dice que estaba lúcido) y también  niega que haya existido una persecución para dar con el auto.

“Tras dar aviso al juez penal de turno, el sujeto quedó imputado en una causa por el presunto delito de atentado y residencia a la autoridad. Fue trasladado a la dependencia policial donde le actualizaron el prontuario, lo notificaron de derechos y garantías y posteriormente fue liberado”, nos indica Hoyos.

La experiencia de años de cobertura de casos similares nos señala que el hombre debería haber sido sometido a un test de alcoholemia, revisado clínicamente en el Hospital y detenido al menos hasta su declaración ante el juez, mientras que el coche debería haber sido secuestrado para ser sometido a pericias.

Sin embargo, la policía informa que al no evidenciar signos de ebriedad ni haber sido formalmente detenido, no corresponde ni la alcoholemia ni el paso por el hospital.

En relación al coche, nos dicen que como entonces no se había acreditado ninguna lesión en el cuerpo del policía atropellado, tampoco era necesaria una pericia, y que por ello el auto fue devuelto de inmediato a su dueño.

Como además, el conductor podría haber violado la cuarentena por la pandemia de coronavirus, la policía nos informa que comunicó lo ocurrido al Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad, pero no en el momento, sino al día siguiente a la tarde, cuando el vehículo ya había sido devuelto al dueño y el acusado estaba libre.

Ahora que conocemos la historia en abstracto, le podemos poner nombre y apellido.

El conductor era Nahuel Nicolás Acuña, de 28 años, quien se desempeña como chofer del presidente del Superior Tribunal de Justicia Gonzalo Sagastume.

El automóvil, un Toyota  Corolla, dominio AB 437 OH, es un auto oficial del Poder Judicial, y Acuña, tras huir del control policial, se dirigió al domicilio particular de Sagastume.

El experimento final consiste en hacernos las siguientes preguntas, sin preconceptos y solo apelando a la “sana crítica” que tanto les gusta pregonar a los jueces.

Si en lugar del chofer del presidente del Superior Tribunal de Justicia, el protagonista de este hecho hubiera sido el empleado del almacenero del barrio: ¿Lo habrían detenido al menos hasta el día siguiente? ¿Le habrían hecho un test de alcoholemia y lo habrían llevado al hospital? ¿Habrían secuestrado el vehículo para someterlo a una pericia? ¿Habrían notificado de inmediato a la Justicia Federal ante un posible caso de violación de la cuarentena?

Si las respuestas son negativas, no tenemos nada de qué preocuparnos.

Caso contrario, saquen ustedes sus propias conclusiones.

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