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Dar la palabra » Política » 26 feb 2019

Problemática hidroambiental en Río Grande

Por qué la Laguna Seca es sólo un síntoma de un problema mucho mayor en Río Grande (Por Olaf Jovanovich)

Río Grande no genera un modelo de desarrollo justo, sustentable, sostenible. La ciudad creció durante muchos años, sobre todo, alrededor de lugares que se inundan y sobre lagunas que se secan.


La ciudad funciona como un rompecabezas: está formada por piezas que son esenciales para el total. Pero es este total, la ciudad, el que le da sentido y razón de ser a cada una de las piezas. Uno disfruta, padece, vive la ciudad como totalidad.

Las ciudades, a grandes rasgos, poseen dos tipos de problemas: los de carácter fortuito, espontáneo, como puede ser una catástrofe natural, que suceden sin que puedan anticiparse, lo que algunos autores llaman “Cisnes Negros”; y los originados por el proceso histórico de construcción de la propia ciudad, de su propia urbanidad. El problema de Laguna Seca es de estos últimos.

Desde hace unas décadas, el proceso histórico de crecimiento de nuestra provincia y nuestras ciudades muestra características constantes. Esto nos permite y -en parte- nos obliga a “proyectar” escenarios futuros que contemplen estos procesos; escenarios que funcionan como herramientas fundamentales en la construcción de políticas públicas.

Las siguientes cifras dan cuenta del proceso de crecimiento de la ciudad:

La ciudad de Río Grande pasó de contar con 7.754 habitantes en el año 1970 a tener 70.042 habitantes  en el año 2010, lo que implica un crecimiento relativo acumulado del 803,3 %, es decir, multiplicó por 8 su población en 40 años. En ese mismo sentido, experimentó una variación aproximada de población entre 2010 y 2017 del 54,2%, con un ritmo de crecimiento muy intenso para el primer trienio y cierta desaceleración en el segundo.

Asimismo, en el año 2006 la mancha urbana abarcaba una superficie de 11,77 km2, para alcanzar en el año 2016 la cifra de 25,25 km2, lo que implica un crecimiento superior al 114 %; en otras palabras, se duplicó la superficie donde se apoya la ciudad en solo 10 años. En términos relativos, la forma y el volumen de este crecimiento fue heterogéneo, mientras que la Margen Sur de la ciudad cuadruplicó su superficie, la margen norte no alcanzó a duplicarse.

Así en el año 2010, la densidad poblacional ajustada a la mancha urbana de toda la ciudad  era de 5.232 hab./km2, mientras que en el año 2016 la densidad pasó a ser de 3.770 hab./ km2, es decir que la expansión ocurrida redujo la densidad general en la ciudad.

Si nos preguntamos cuáles fueron las estrategias de desarrollo y crecimiento de la ciudad, en el marco de estos procesos que se vienen dando de forma sostenida desde hace 40 años, la respuesta nos la da la “foto” actual de la ciudad, que nos permite interpretar dichas estrategias:

-Un modelo extensivo en su mancha urbana, con un marcado proceso contraintuitivo, cuyo contexto de crecimiento exponencial de población, en la última década, provocó un descenso en su densidad general; y condiciones de crecimiento heterogéneas, así las necesidades del propio crecimiento pudieron resolverse en algunos sectores de la ciudad y no pudieron resolverse en otros (algunas zonas crecieron con servicios, equipamientos, transporte, etc., y otras lo hicieron sin ellos), produciendo ganadores y perdedores.

En un principio, podríamos afirmar que algunos sectores de la ciudad se llevan los “beneficios” y otros pagan los “costos” de estas estrategias de crecimiento.

Hasta que sucede un acontecimiento que afecta a toda la ciudad, como es el caso de Laguna Seca.

En este sentido, el juicio de valor sobre un modelo extensivo de crecimiento de ciudad - que no es malo ni bueno en sí mismo- debe emitirse en relación con el resultado que produce la aplicación del modelo en una realidad concreta.

En este marco, Río Grande no genera un modelo de desarrollo justo, sustentable, sostenible.

La ciudad creció durante muchos años, sobre todo, alrededor de lugares que se inundan, sobre lagunas que se secan.

Años atrás, el borde de la ciudad distaba bastante de la laguna; sin embargo, se avanzó hacia ella sin resolver el problema de fondo. No se tomaron las medidas necesarias para que el crecimiento de la ciudad, sobre ese horizonte que pareciera infinito, fuese seguro y sustentable; simplemente, se avanzó pensando que la topografía casi plana era una virtud. Hasta que nos encontramos, hoy, con la ciudad al borde de la laguna.

El municipio tiene la responsabilidad de determinar el modelo de desarrollo y crecimiento de la ciudad, y de obrar en consecuencia. Esta responsabilidad supone afrontar la diferenciación y ejecución de políticas y obras públicas a corto, mediano y largo plazo, a fin de hacer sostenible cualquier modelo planteado. Debe, necesariamente, asignar recursos al mediano y largo plazo, para que los problemas del mañana no se transformen en urgencias que nos explotan en la cara.

La Laguna Seca es hoy una variable más que debe, y debió, tener en cuenta el municipio para plantear las estrategias de desarrollo y crecimiento.

Si no dirigimos la discusión hacia el modelo de desarrollo sostenible con inclusión de la ciudad de Río Grande y actuamos en consecuencia, en el corto plazo, seguiremos encontrando sectores que se inundan con el contrapunto perfecto de sectores donde crecen médanos.

 

(*) Secretario de Estado de Planificación Territorial en el gobierno de la provincia.

 

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