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Dar la palabra » Cultura » 24 nov 2017

Voto y democracia

Las sufraguistas (Por Alejandro Rojo Vivot)

El humor es una inteligente forma de narrar hechos históricos que influyeron notablemente en las condiciones de vida de los individuos y las sociedades democráticas, con visión integral de los derechos humanos.


El humor es una inteligente forma de narrar hechos históricos que influyeron notablemente en las condiciones de vida de los individuos y las sociedades democráticas, con visión integral de los derechos humanos.

Muchas personas, particularmente mujeres, desde el difícil llano, bregaron intensamente por lograr el acceso al derecho al voto universal; genéricamente se las denominó sufraguistas.

La prolífera y exitosa narradora infantil y actriz australiana pamela Lyndon Travers (1899-1996), Oficial de la Orden del Imperio Británico (1977), ideó a una mágica niñera: Mary Poppins (1934), que desarrolló sus aventuras en seis libros, que fueron traducidos a varios idiomas y editada en numerosas oportunidades como, por ejemplo, Alianza en el 2002.

Walt Elías Disney (1901-1966) realizó, en 1964, una versión cinematográfica que obtiene 13 nominaciones y 5 premios Oscar (en su vida recibió 26), donde interactúan actores y dibujos animados como los cuatro pingüinos, filmada integralmente en los estudios propios de Burbank. El guion fue de Don Dagradi y Bill Walsh.

La esposa de Mr. George W. Bank (rígido y conservador banquero), Winifred, es una activa sufragista, que atiende poco a su casa y, particularmente a sus hijos. Todo el relato es humorístico, con personajes estereotipados y edulcorados que habitan en una mansión ubicada en el Pasaje de los Cerezos.

Ella entona al salir para uno de los frecuentes actos públicos: “Cual los soldados nos ven marchar/ pronto las mujeres podremos votar/ al hombre queremos en lo personal/ pero en lo general son poco razonables/ nuestras cadenas hay que romper/ nuestros derechos hay que defender/ y nuestras hijas y sus hijas/ gritaran agradecidas:/ bien hecho, socia sufragista/ de Kensington a Bilingsgate/ se escucha el grito ya/ y todo el mundo ha de escuchar: / mujeres a luchar/ igual que el hombre la mujer tendrá que ser también/ nuestro derecho de igualdad tendremos que alcanzar/ no habrá ya humillaciones ni más sufrir/ cuando el sufragio la mujer pueda exigir/ ¡todas a la lucha!/ ¡sí! nuestras cadenas hay que romper/ nuestros derechos hay que defender/ y nuestras hijas y sus hijas/ gritaran agradecidas/ ¡bien hecho, muy bien/ bien hecho......!”.

La película está resguarda en la Biblioteca del Congreso estadounidense, pues fue declarada de valor “cultural, histórica o estéticamente significativa”.
Posiblemente, en la memoria de muchos de los que la disfrutaron recuerden particularmente a supercalifragilísticoexpialidoso, (palabra de 32 letras) y el baile en los techos y chimeneas; ojalá que también contribuya a reflexionar sobre la riquísima y valiente actividad militante de millones de mujeres en todo el mundo por lograr el derecho al voto y a ser votadas.

El voto es la principal herramienta del ejercicio del poder del pueblo, a través de los electores, con gran capacidad de incidencia en las políticas públicas, por lo que siempre es oportuno tener presente la larga historia de la construcción de la democracia de calidad institucional mediante la participación ciudadana.

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